G7-Los terremotos – Manifestación exterior del dinámico interior de la Tierra-1080L-02

El equipo de béisbol Gigantes de San Francisco y sus oponentes, los Atléticos de Oakland, se encuentran calentando antes del partido en el estadio Candlestick Park en San Francisco, California. Esta noche no se disputa un juego cualquiera, se trata del tercer juego de la Serie Mundial de 1989. La multitud está emocionada y esperando el primer lanzamiento del juego cuando de pronto sienten una sacudida. Se siente como si todo el estadio hubiera sido golpeado por algo, pero el movimiento no se detiene inmediatamente. Los habitantes de la zona saben muy bien lo que está sucediendo, un terremoto, y por experiencias pasadas con terremotos más pequeños, este se siente bastante fuerte.

A los pocos segundos de este terremoto, sismólogos de todo el mundo estaban revisando sus sismógrafos y compartiendo sus datos. No pasó mucho tiempo para que se dieran cuenta de lo obvio, había habido un terremoto en el área de la bahía de San Francisco y fue bastante grande. Para la gente en el estadio, la oscuridad y la confusión no eran nada comparado con lo que había sucedido a pocos kilómetros de distancia. Varias carreteras, incluyendo una sección de la autopista Nimitz de doble cubierta en Oakland, se derrumbaron catastróficamente.


La gente de San Francisco era consciente de que un gran terremoto podía ocurrir en cualquier momento debido a la proximidad de la ciudad a la falla de San Andrés. Este segmento de la falla había estado inactivo desde el famoso terremoto de 1906 y ya le tocaba, incluso ya se había retrasado, en ponerse activo. La ciudad de San Francisco y sus residentes recibieron un recordatorio de la cantidad de energía destructiva que podía ser liberada por la Tierra. Los científicos identificaron rápidamente el epicentro del terremoto en un área cerca del pico Loma Prieta, ubicada aproximadamente 60 millas al sur de San Francisco a lo largo de un segmento de la falla de San Andrés.