¿Lo apagamos o dejamos que se queme? 900-1000L_02
—Un operador en una torre de vigilancia de incendios que se encuentra en la sierra del Capitán en Nuevo México vio por primera vez el humo. Inmediatamente llamó a la estación de guardabosques más cercana para reportar el incendio. Impulsado por un fuerte viento, el fuego se propagó rápidamente a los alrededores. A pesar de los esfuerzos de los numerosos grupos de bomberos, el incendio no pudo ser controlado. Algunos de los hombres quedaron en medio de la ruta del fuego y se vieron obligados a refugiarse en un desplazamiento de rocas cercano. Los hombres se acostaron boca abajo sobre las rocas durante más de una hora hasta que el fuego les había pasado. Apenas escaparon de la muerte, ya que las llamas pasaron peligrosamente cerca de ellos —explica tu madre.
—Una vez que las llamas habían pasado, descubrieron un pequeño cachorro de oso que se había refugiado en un árbol. Había subido al árbol para escapar de las llamas, pero aun así tenía quemaduras en sus patas traseras y delanteras. El oso fue rescatado por uno de los bomberos y transportado a una clínica veterinaria cerca de la casa del miembro del equipo para recibir más atención. El veterinario trató y vendó las quemaduras del oso. El oso se salvó gracias a los esfuerzos del bombero —dijo tu mamá, —Estoy tan contento de que el oso estuviera bien —le respondes.
—El rescate del oso pequeño y los heroicos esfuerzos de los hombres fueron noticia nacional. El oso fue llevado a Washington D.C. al Zoológico Nacional, el cual se convertiría en su nuevo hogar. Debido a que el oso y su historia se habían vuelto tan conocidos, el Servicio Forestal decidió usar la notoriedad del pequeño oso para promover la campaña de Prevención de Incendios Forestales. El oso “Smokey” es ahora un nombre muy conocido en los Estados Unidos —exclama tu madre.
—¡Oye! ¡Conozco a ese oso! —le dices a tu madre.