G8-Todo lo que sube-02

Introducción

Probablemente has oído el dicho, “Todo lo que sube, tiene que bajar.” Al principio, la frase parece razonable en base a tus experiencias cotidianas. Cuando lanzas una pelota al aire, luego vuelve a bajar. Incluso los aviones encajan en este modelo ya que primero despegan y después aterrizan. A lo largo de la mayor parte de la historia, el concepto de lo que sube debe bajar ha sido cierto. Afortunadamente para nosotros, esa noción fue desafiada por científicos que trataron de entender mejor este fenómeno.

Contribución de Newton

A mediados del siglo XVII, un hombre quiso saber más sobre esta fuerza invisible que atraía los objetos hacia la Tierra. Sir Isaac Newton publicó por primera vez sus ideas sobre la gravitación el 5 de julio de 1687. Su artículo explicaba que todos los objetos se atraían unos a otros. En su Ley de Gravitación Universal, Newton explicó que la fuerza de gravedad podía predecirse usando un modelo matemático. Su Ley de Gravitación Universal explica que la fuerza impuesta por la gravedad es proporcional al producto de las dos masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellas.


Una vez que se descubrió que la fuerza de gravedad era finita, esto planteó una pregunta interesante. ¿Podría superarse la fuerza de gravedad para que lo que subiera no volviera a bajar? Su experimento mental involucraba un hipotético cañón montado en la cima de una alta montaña. Newton hipotetizó que, si una bola de cañón fuera lanzada a una velocidad específica, le daría la vuelta a la Tierra. La velocidad tendría que ser exacta para asegurar que la bola de cañón no cayera de nuevo a la Tierra o volara al espacio exterior. Demasiado lento y la fuerza de gravedad jalaría la bala de cañón de regreso hacia la Tierra. Demasiado rápido y la bala de cañón volaría hacia el espacio exterior debido a su propia inercia.