G7-Los terremotos – Manifestación exterior del dinámico interior de la Tierra-1080L-03

El sistema de fallas de San Andrés es quizás el sistema de fallas más estudiado del mundo. La falla de San Andrés es el límite entre las placas del Pacífico y de América del Norte. Estas placas tectónicas, o piezas de la corteza terrestre, no son estacionarias. A medida que se mueven, algunas áreas se atascan entre sí, deteniendo así el movimiento. En algún momento las rocas ya no pueden soportar las fuerzas que se colocan sobre ellas y se liberan unas de otras. Cuando esto sucede, las dos placas se mueven repentinamente, causando un terremoto. A menudo pensamos en los terremotos como un fenómeno superficial, pero su causa se encuentra en lo profundo de la Tierra.

La energía térmica, o calor, contenido en lo profundo de la Tierra, es en última instancia lo que mueve las placas tectónicas. El origen de este calor se deriva de dos fuentes. Una fuente de calor proviene del calor primordial que queda de la creación de la Tierra. La otra fuente de calor se encuentra en la corteza y el manto terrestre en forma de descomposición radiactiva. Es este calor el que impulsa las poderosas corrientes de convección dentro del manto que causa el movimiento de las placas.

El manto es la capa más gruesa de la Tierra. El material del que está compuesto el manto es sólido, pero debido a las altas temperaturas es dúctil, lo que significa que puede fluir lentamente con el tiempo. Es esta transferencia de calor, desde el núcleo caliente hacia la superficie más fría en forma de corrientes de convección, la que es responsable del movimiento de las placas y, en última instancia, de los terremotos.


Cuanto más profundo entramos dentro de la Tierra, más altas son las temperaturas. Debajo del manto está el núcleo. El núcleo se compone de hierro y níquel y se divide en dos partes; el núcleo exterior líquido y el núcleo interior sólido. A pesar de que el núcleo interior es más caliente que el núcleo exterior, su profundidad proporciona suficiente presión para que siga siendo sólido. Pero, ¿cómo sabemos realmente que hay un núcleo sólido o incluso dónde se encuentran los límites entre una capa y otra?
A medida que los científicos estudiaban los terremotos, empezaron a notar algo interesante.