G5- Repetible y reproducible _970L_02

En un partido de béisbol ordinario, un bateador puede llegar a batear cuatro veces. En la clase de ciencias, tu maestro puede decirte que repitas el experimento cuatro veces. De la misma manera que los partidos de béisbol están limitados por el número de entradas, la clase de ciencias está restringida por el tiempo. En tu clase, tal vez tengas sólo 50 minutos para hacer tu experimento. Por el contrario, los científicos pueden pasar semanas, meses e incluso años experimentando. Ellos pueden repetir sus experimentos cientos de veces.


Las reglas de las Ligas Mayores de béisbol son claras. De hecho, es una regla que todos los jugadores deben usar un bate de madera. El lanzador debe colocarse a cierta distancia del bateador. Todas las pelotas están hechas bajo los mismos estándares y con los mismos materiales. Si usas el número de jonrones como una medida de la aptitud de un jugador, pudiera verse esto como algo justo. Sin embargo, ¿qué tal si no sabíamos que un estadio tenía una distancia diferente hasta la barda o que estaba localizado en una altitud diferente provocando una menor resistencia del aire? En el béisbol podemos decir con facilidad, “Bueno, por supuesto, claro que hay diferencias”.

En ciencias, las diferencias quizás no sean tan obvias. Piensa en cómo serían las cosas si no supieras nada de estadios. ¿Son todos iguales? ¿Qué tal si supieras muy poco acerca de la presión del aire y la humedad y cómo afectan los batazos elevados o la velocidad de los lanzamientos? Si este fuera el caso, las diferencias en jonrones serían todas acreditadas a la habilidad del jugador. ¿Qué tal si un pelotero jugó todos sus partidos bajo un viento fuerte soplando hacia los jardines, mientras que otro fue menos afortunado? ¿Sería más difícil elegir a este jugador como el mejor en base a los jonrones? Pudieron haber sido las habilidades del jugador o quizás pudo haber sido su buena suerte con el estado del tiempo.